“Todo es como una palabra que no me sale nunca y se me muere en la boca para siempre” Manuel J. Castilla
Recuerde aquello de
“precipitarse…retrasa”.
Siempre me los encuentro a Calfucurá y al coronel Borges, a Pancho Francisco, al general Roca, a Pincén, Catriel, Rondeau, al Restaurador, a Sayhueque y al coronel Rauch y tantos más, caña en mano, despuntando vivencias bajo la sombra perdurable del viejo caldén.
Ahí están y allí seguirán, repasando al Desierto milenario y bravo, a los siglos y esfuerzos por someterlo todo al nuevo orden de la vieja Europa que recibiéramos de manos de España.
Aquel ideal luterano de ciudades ordenadas y pulcras, traído a punta de espada por Conquistadores que tenían más rasgos e intereses en común con los antiguos habitantes americanos que con los alemanes reformados. Esto explica la espada: no había convicción.
De aquel ideario surgió otro orden, remozado, arrimado ahora por manos criollas: todo un repertorio inspirado por blondas Musas que jamás cantaron para nosotros y sin embargo…
Siempre los encuentro. Despuntando vivencias, y acordando lo encaminado que parecía todo hasta el arribo de don Juan Calfucurá a nuestras pampas. Más tarde llegarán nuevos arados y manos abriendo cauces insospechados a la vida, sepultando semilla, futuro… desierto, Diablo y a Dios también de arrastre. Nuestro desierto los unió en el último suspiro justo antes de convertirlos a todos ellos en leyendas.
Este ciclo actual de nuestra existencia no sería lo que es sin la oportuna participación del sable del comandante, de las partidas de Plaza y de la Guardia Nacional. Sables y partidas… que también desaparecieron. El desierto se llevó todo y a todos consigo. Y el arado se lo llevó al desierto. Un sainete cósmico, y es todo nuestro.
Disco 1 Lado A
1) 'Preludio de Don Juan y el Desierto'.
Un escenario vacío es un escenario que demanda por actores. Calfucurá se encargó primero de poner en orden y de limpiar aquellas tierras de Voroganos bien muelles y flojos, reacomodando trastos y tramoya y levantando marquesinas para la única función posible que se puede representar con absoluta fidelidad: cada quien…la suya propia.
Sus credenciales las presentó casi al tiempo de la Conquista del Desierto, aquella gesta comandada y financiada por don Juan Manuel de Rosas y que respetuosamente apenas si rozamos el número anterior.
Estratega, diplomático, feroz, calculador, taimado, libre. Muy pocos reúnen tantas condiciones. Para colmo de nuestros males, Calfucurá no comulgaba con aquel ideario luterano (es extraño: el español tampoco se llevaba bien con aquellas alturas alemanas y sin embargo, nosotros y buena parte del mundo las adoptamos como si nos llegaran desde la noche de los tiempos).
De antiguo, los habitantes de las pampas desoladas procuraban su subsistencia identificándose con la región, como hicimos todos durante unos cuantos miles de años.
La vida nunca fue tan sencilla como lo es hoy.
También practicaban algo la agricultura, probablemente resabio de viejas incursiones de los españoles, todas fallidas.
Al llegar remesas de colonos a aquellos parajes, consideraron el vivir del esfuerzo ajeno con la naturalidad con que el zorrito puede vivir del gallinero, los cuervos de los choclos, o si lo prefiere, como se toma el mismo asunto un banquero o un abogado pícaro, pescadores pacientes en lagunas siempre ajenas.
Y a uno le molesta que otros resuelvan sus cuestiones de un modo tan desmesuradamente simple. No debiera molestarnos. Más bien, podríamos preguntarnos si al menos generamos siquiera la riqueza necesaria para llevar el plato a nuestra mesa.
Hoy día, ya sin araucanos, podemos mirar con satisfacción cómo la naturaleza –la de la tierra y la del hombre- pasa desapercibida tras murallas de leyes y comportamientos ciudadanos, asunto que por taimado que parezca no nos dejará sin mancha y sin dañarnos los nervios.
Quizás este tiempo, el mejor por lejos, resulte tan o más feroz que aquel otro, donde Dios y el Diablo se disputaban lluvia y sequías, abundancia o escasez, florecimiento o la desaparición de pueblos. Algo hemos hecho.
Quizás este tiempo, el mejor por lejos, resulte tan o más feroz que aquel otro, donde Dios y el Diablo se disputaban lluvia y sequías, abundancia o escasez, florecimiento o la desaparición de pueblos. Algo hemos hecho.
2. 'De nuestros Viejos'Cielito
Los Países no suelen ser fruto de la Reflexión. Un puñado de libros quizás lo sean, pero la Vida ni se refresca ni se refleja en tales aguas.
Más bien, son el resultado de ciertas costumbres, caprichos y errores; de acciones y de reacciones, de la voluntad de hombres con más luces que las del resto.
Presuponemos merecimientos, justicia, ideales democráticos… donde no corresponden. Lo propio sucede con las cuestiones morales. Mal no vendría replantearnos unas cuantas cosas. Cualquier vida es prueba suficiente de qué tan valiosas sean nuestras verdades personalísimas y principios fundacionales.
Pero algunos principios hay.
Aceptar una cosa es aceptar su disfrute y también su costo.
Las cosas pueden salir como esperamos en mayor o en menor medida, o salir de cualquier otra manera, incluso la estrictamente opuesta a la deseada. Bien puede ser que los mayores y más memorables sucesos de la historia de una vida y de un país cualquiera respondan a este tipo de premisa. Y es claro que “desear” no es sinónimo de “buscar”.
Los Países no nacen; se hacen.
Mal hace quien abomina de los medios empleados por un país para levantarse al tiempo que disfruta de sus conquistas y recibe de su paga.
3) 'Triunfo de los Libros'.Aire de empate
Conviene presentar aquí mismo lo que conocemos como “sentido político”. Si algo es útil a una comunidad, será el sentido político el que prime en su consecución, siendo éste ni más ni menos que el sentido de la conveniencia, de la oportunidad concreta, de todo lo que facilite y permita alcanzar aquello que se busca.
No veo con claridad cómo las comunidades puedan aspirar a logro alguno partiendo de intenciones morales sin caer en sofismas, sin traspasar cuestiones de un género de asuntos a otro.
Nos falta madurar valores como Libertad, Democracia, Justicia, Verdad.
La realidad demanda de acciones concretas tanto frente a las oportunidades como a las crisis, así lleguen a nuestras manos como fruto de la suerte, del error o del acierto propio o ajeno.
La Lucha y Conquista de las Pampas no puede comprenderse desde el terreno moral. Era y seguirá siendo toda una causa nacional, que demandó de décadas de esfuerzos estériles y de fracasos de todo orden.
Ningún País es posible en el tiempo sin asegurar por y para sí su subsistencia, la permanencia de sus instituciones. Además, debe contar con capacidad de agresión y negociación alternadas que atiendan tanto a sus fines como a los circunstanciales retos que pueda presentarle el entorno.
Ninguna comunidad ha perdurado jamás sin claras políticas que conduzcan en dirección de su propia conveniencia y economía de esfuerzos en alcanzarla.
Un país puede y quizás deba ofrecernos a nosotros, simples ciudadanos, del marco mínimo donde podamos realizarnos conforme a nuestros principios y valores personales y familiares.
Ya tenemos algo más de doscientos años de existencia, seguramente esto se deba a muchos factores como a experiencias costosas que en el peor de los casos nos dañaron pero no nos mataron.
Puntualmente en cuanto a la Conquista, prefiero recordar y honrar a todos aquellos que de un lado y del otro del río lucharon como Hombres por su conveniencia y las de su comunidad.
Los Estados no se cuadran en el plano de lo ético. Dios, un hijo, un naranjo que da naranjas, un naranjo que no da ni sombra, la vida, la muerte, un perro rengo, un jazmín del cielo, Diego Maradona, una chaya riojana... entes todos de naturalezas bien distintas entre sí y a las del Estado y sin embargo, les cabe el mismo razonamiento: no se cuadran en el plano de lo ético.
Los Estados son entes económicos en el sentido más amplio del término. Una persona puede someterse a principios morales y hacer de esto fuente y estandarte de su energía. Puede obligarse a no ceder jamás ante nada deshonesto y puede incluso abandonar todo proyecto ni bien éste presente costados oscuros o retorcidos. Pero la dignidad de los Estados es otra cosa. Pasa por afirmar y consolidar sus propias fuerzas sin más límite que la fuerza misma, con miras al modo más útil y conveniente de emplearla para el bien común.
Los Estados son entes económicos en el sentido más amplio del término. Una persona puede someterse a principios morales y hacer de esto fuente y estandarte de su energía. Puede obligarse a no ceder jamás ante nada deshonesto y puede incluso abandonar todo proyecto ni bien éste presente costados oscuros o retorcidos. Pero la dignidad de los Estados es otra cosa. Pasa por afirmar y consolidar sus propias fuerzas sin más límite que la fuerza misma, con miras al modo más útil y conveniente de emplearla para el bien común.
Es una forma de dignidad algo comparable a la del hombre poderoso que sólo cede ante uno más poderoso. Pero hay una diferencia nada despreciable entre este hombre y cualquier Estado: en el individuo hay un barrunto de conciencia moral, una forma de honor que aún de lejos lo soborna y perturba.
Los Estados son como animales magníficos, colosales que sólo viven y pugnan por seguir viviendo. Con todo lo que esto pueda implicar.
4) 'Brevísima Contradanza Oriental'
“La verdadera juventud eterna depende de esta rítmica y tenaz renovación, que ni anticipa vanamente lo aún no maduro, ni consiente adherirse a los modos de vida propios de circunstancias ya pasadas… sino que acierta a encontrar dentro de las nuevas posibilidades y condiciones de existencia, nuevos motivos de interés y nuevas formas de acción (…) Nace de la conciencia de la vida perpetuamente renovada y de la constante adaptación de los medios al fin que se emplean”. José Enrique Rodó.
5) 'Diez pa'l peso'Vidala
Pareciera que no quedó resto para avanzar a paso firme sobre la flamante pampa por la que se había combatido y padecido durante décadas. Quizás sea eso y no otra cosa, lo que no le haga justicia a tanto araucano y a tanto paisano muerto. Pudo haber sido un momento inicial, palingenésico, pero terminaría siendo reiteración atávica de pobrezas y de respuestas débiles.
Quizás a aquel Desierto nunca lo vimos como nuestro y esto sí de algún modo entra en el terreno de lo moral, pues pongo en el terreno del hombre y de su familia el abandonar toda comodidad y salir a buscar algo más brillante y digno de ser recordado, salir a crear riqueza para sí y los suyos en dónde no la hay de un modo accesible, claramente visible. En cuanto a los gobernantes y su accionar, bastante me referiré a ello a lo largo de este álbum. Quizás nuestros antepasados esperaron por algún patriciado comprometido y colonizador que llevara la ciudad al desierto. No puedo saberlo.
Calfucurá no esperó por nadie.
6)'Contrapunto entre Dios y el Diablo'
Si hay tal cosa como un equilibrio, debiera de darse en el orden terrestre y en el celeste (pensándolo un poco más, o son un solo orden o ninguno). De existir tal equilibrio, no podría ocultársenos.
Los antiguos pobladores de estas tierras creían en otras cosas.
Entre sombras procuraban un orden mínimo en que fuera posible la subsistencia. Y el caos acechaba en cada médano, en cada monte, por entre juncales; una granizada, un tigre cebado, una plaga de langostas.
La Voz de Dios hablaba desde el trueno. Podía enseñar y castigar también desde la inundación como desde el incendio.
Aquel hombre se esforzaba por mejorar las condiciones de su comunidad sin adulterar la realidad circundante, sin evadirla, sin idealizarla, sin intentar nada con ella que no fuera el meramente aceptarla. Cualquier bonanza era transitoria y aquel hombre lo sabía, y sabía también que Dios bendice algunas veces pero sin dejar jamás de pulsear con el Diablo. Así, cada tanto la cosa se equilibraba. Y eso era todo.
La Civilización trajo otro orden de asuntos.
El Equilibrio no existe en la naturaleza, pero el hombre puede y debe imponerlo de su mano.
Se trata de perseguir y de eliminar al opuesto malo, de extirpar lo oscuro y forzar que todo beneficio proceda del orden, de la justicia, del bien.
El Equilibrio no existe en la naturaleza, pero el hombre puede y debe imponerlo de su mano.
Se trata de perseguir y de eliminar al opuesto malo, de extirpar lo oscuro y forzar que todo beneficio proceda del orden, de la justicia, del bien.
“Nuestro nuevo ser es construcción permanente”, enseña don Rodolfo Kusch. Y si dejo de insistir con los libros y mis palpitantes elucubraciones por un par de meses compruebo lo sencillito que me es el volver a ser un burro. O algo peor, a ser yo mismo sin colores prestados.
7)'Dos rimas'
Nada hay puro bajo el sol. Nuestros logros, siempre de dudoso mérito, se confunden con yerbas sin nombre ni origen. Y todo esto está muy bien, pero allá bien lejos de nuestros especiosos razonamientos, se encuentra la vida.
Borges le hizo decir a un guerrero sagrado quien se negaba a beber agua del cuenco
“Si hemos de entrar en el desierto
Ya estoy en el desierto
Si la sed va a abrasarme
Que ya me abrase”.
Disco 1 Lado B
Un puerto y un desierto dieron las formas a nuestra patria. Del puerto se ha hablado bastante.
1) 'Del Teniente Alcalde' Gato con botas
“Para que algunas cosas salgan bien, es preciso que otras se las lleve el Diablo” profetizaba Julián. El overo bayo, un cuzquito ladrador “Cacique”, una daga infalible y Julián, eran familia, tierra y panoplia de Juan Moreira, nuestro héroe matrero.
Cuando murió Santos Vega se oscurecieron las pampas. A un tiempo, Juan sin Ropa –el Diablo- sepultó al payador y al desierto bajo densas paladas de inmigrantes, instituciones, democracia. “Ley y justicia”, tormento del gaucho. Había más: paz, orden, cultura, economías a escala, pensadores, proyectos, planificación, plazos, escuelas, museos, libros y autores de libros. Nada quedaría en pie de aquel desierto ni de sus habitantes. Y quien quiera saber de qué se trataba entonces la cosa deberá remover con arte e ingenio (y mucha paciencia) entre las cenizas. Sigue ahí, esperando.
En los inicios de la vida nueva y en pos de un orden sin opuestos, “justicia” y “leyes” fueron la cara visible de las pequeñas miserias del Teniente Alcalde. Fueron más que eso, fueron también carta brava en la vocinglería de los muchachos bilingües, revolucionarios e idealistas: vía crucis del mero criollo.
2) 'El Curepa'. Chamamé.
A poco de corridos los nuevos tiempos, comenzaron a salir transatlánticos bochincheros y luminosos cargados de risas y riquezas hacia Europa
…al tiempo que llegaban otros, con sus bodegas grises y repletas de rostros mugrientos y de algunas risas avivadas por el fuelle un acordeón.
Algunos de entre Estos serán quienes terminen por asumir con total legitimidad lo que se abandonó a poco de conquistado.
Era lo que tenía que ser, aparecieron otros actores y otros dramas que ya no eran los nuestros y claro, no eran los de don Juan Calfucurá tampoco. Y también somos esto, y también de esto tomamos cosas valiosas.
Y aquí estamos, combatiendo por internet a la Corrupción o a la inescrupulosidad del gobernante con argumentos memorables y llenos de indignación. Resultamos bastante tiernos al final del cuento.
Pero estamos vivos y somos los argentinos de hoy. Y tiernos y todo, podemos ver sin forzar demasiado la vista cómo late por entre las nieblas y las tinieblas un desarrollo inexorable y lento por la Igualdad, principio y fin de todos los esfuerzos desde la mañana de nuestros tiempos, de este ciclo que aún tiene mucho por delante.
Y la Democracia entonces se nos aparece con una luz menos rutilante pero más confiable. De esto se trató siempre, lo sepamos o no.
Y Dios no será burlado.
3) 'Casas más, casas menos...'. Chacarera.
Aquellas fuertes corrientes inmigratorias demandaron de razón y de sustento. Arribaron a estas costas un poco en respuesta a nuestras súplicas más sinceras.
No siempre fueron bien comprendidas. Seguramente no fue del todo canalizado el impulso creador y enérgico que traían. .
Quizás sea que se esperaba demasiado de Ellos y demasiado poco de nuestros propios criollos, gauchos e indios.
Plumas geniales contrastaron aquellos vientos europeos con los nuestros; aquellos, de sufrimiento y de esperanzas; los nuestros, vientos contemplativos y tibios.
“Contemplar” puede ser el inicio de algo pero jamás ha sido piedra de chispa para nuestras motivaciones. Ni aún hoy podemos ver claramente qué tanto distinto podría haberse logrado de entre aquellas promesas y éstas realidades.
4) 'El Futuro ya llegó'. Baguala.
“Los ojos en que te miras, son ojos porque te ven”. Don Antonio Machado.
Leer a don Estanislao Zeballos y su descripción de localidades como Carhué, Altamirano, Olavarría, Chascomús, Chivilcoy… nuestros ríos, el Salado, el Colorado, el Negro, “el Nilo de las regiones patagónicas centrales”; nos muestra generosamente el ojo progresista y adoctrinado por sobre el ojo natural, desapasionado y desprovisto de especulaciones del lugareño.
La prédica triunfó en el ágora y aquella mirada progresista se convirtió en la nuestra, la de nuestro sueño ambicioso... que como cualquier otro sueño, demanda de muchísimo compromiso, de una paciencia inagotable y de una disciplina que no deje margen para la frustración. Pero estos sueños jamás los soñamos en el Desierto. Siempre nos soñamos en la Ciudad.
Escamoteamos un paso, justamente el de la Colonización. Y cuando nos pensamos como Nación, sucede lo mismo. Siempre nos salteamos al Desierto.
5) 'La inmensidad'. Solo de quena.
Zeballos nos dice: “Cuando paseamos por los campos, la boca se nos llena al ver las ovejas gordas y las vacas paridas en los tiempos propicios, lanzamos corrientes de viento en todas las direcciones para que exalten nuestra prosperidad y nuestra riqueza… pero…las lamentaciones llegan pronto porque la misma naturaleza, generosa a veces y flageladora las otras nos enseña con lecciones de verdaderos cataclismos que la riqueza no existe en parte alguna generada por su propia mano.
Hay materia inerte; oro en las arenas, diamantes en las montañas, pero materia siempre inválida mientras la mano del hombre no le imprima movimiento, transformación, valores”.
Mr. Briggest, hacendado inglés compañero de viaje y charla en aquel Tren del Sur, lo espolonea a nuestro Zeballos “…ustedes (nosotros, los argentinos) desaparecen de la arena con el mismo ardor con que bajan a ella y dominados por un vértigo de impresiones fugaces se apasionan y olvidan, comienzan y retroceden, anhelosos de emociones nuevas y de iniciativas también nuevas…”.
Zeballos algo resignado, completa el cuadro con un dejo de tristeza “…odiamos las evoluciones normales de las cosas…vivimos al día y ésta no es la vida que cimienta la libertad y produce los espectáculos del progreso”. De ése tren, Mr. Briggest se bajó en la estación Las Flores. ¿Y yo? ¿y Vos?.
6) ''Sin apuro' Bailecito.
Debió haberse dado una migración en masa hacia las pampas. Como la de Rama o la de Moisés. Es cierto que la población criolla era -es- poca, pero también es cierto que los únicos disponibles fueron los inmigrantes. Los oficios de las ciudades siempre han sido a la medida de la flojera; los del desierto requieren de un compromiso absoluto. Ayer como hoy y mañana.
Disco 2 Lado A
1) 'En los aduares ranqueles'. Gato encerrado. Contrapunto entre Inodoro Toro y Mendieta Toro contra todos los indios del Cosmos. (¡Gracias don Roberto Fontanarrosa!)
2) ''¡Resultó bravo el Sultán!' Malambo.
Calfucurá dejó a su muerte en 1873, una nación de veinte mil indios con tres mil guerreros.
Su legado se inició ni bien llegó al país proveniente de Chile allá por los años del 1830. Aquí se encontraban otros paisanos suyos, los Voroganos, instalados muy muelles entre los médanos de Masallé y extendidos por las proximidades de Carhué, a la vera de la Laguna Epecuén. Festejaban sus saturnales a orillas del Cahuiñqué –“Arroyo de las borracheras”-rebosantes en su dicha y su elemento, cuando llegaron emisarios de Tierra Adentro anunciando la llegada de una caravana.
Aquellos heraldos de Calfucurá, despachados desde Salinas Grandes, venían a rendir homenaje al Cacique Rondeau –jefe de los Voroganos-, y a anticiparle la llegada del grueso de la expedición, por quienes suplicaban de su avenencia y protección. Rondeau se decidió a recibir fraternalmente a aquella caravana de Mulú Mapú, “país de la humedad”. De algún modo, se unía el Pacífico con el Atlántico, atravesando los Andes y el País de las arenas y las salinas hasta el Masallé, donde los toldos voroganos descansaban al pie del Plata.
Los viajeros traían todo tipo de abalorios, zarcillos, pinturas para el rostro, tejidos, paños finos y objetos de plata. Y algo más valioso aún, portaban novedades de la Araucania, de sus peleas con el cristiano a ambos lados de los Andes. Traían también recuerdos y presentes de los antiguos lares y de las gentes que habían decidido quedarse.
La llegada fue día de fiesta. Los dignatarios de la familia y la tribu, los ancianos y las adivinas estaban ansiosos por recibir a los peregrinantes quizás memorando su propia llegada a estas pampas.
Pero los abalorios y los heraldos mutaron en lanzas y en guerreros. Rondeau, Mein, Venancio, Alun, Calfuquirque y los ancianos y las adivinas fueron todos degollados. Y así, entre los médanos del Masallé, se proclamó a Calfucurá “Cacique General del Imperio de Las Pampas”.
No habían venido del Pacífico a traerles historias. Habían venido a escribirla.
No habían venido del Pacífico a traerles historias. Habían venido a escribirla.
3) ''Mr. John Bluestone' Valsecito.
La clemencia sucedió a la violencia, y Calfucurá convenció a los sobrevivientes que un solo golpe de mano, por sanguinario que fuere, reemplazaba cientos de intentos feroces y noches de zozobra. Aclaradas sus intenciones, presentaron respetos ante el gobierno de Buenos Aires quien acababa de conquistar el Desierto lo que sin dudas era todo un hallazgo.
Calfucurá comprometió sus intenciones de amistad con el Restaurador dejándole en prenda de reconocimiento y paz a cinco cautivos –cinco de entre los voroganos sobrevivientes, se entiende-. Aquella embajada oficiada por Namún Curá (“pie de piedra”) fue vista con buenos ojos por don Juan Manuel de Rosas quien despachó orden por un envío anual de 1500 yeguas, 500 vacas, bebidas y artículos varios para los recién llegados quienes no dejaban de ser inmigrantes, lugareños o invasores, dependiendo en qué año y en que veredas nos paremos al nominarlos. Quedaba sellado el reconocimiento a los nuevos pobladores así como el estatus de sus jefes.
No se podía impedir, y hubo que aplaudir.
La Pampa tendrá soberano, y así será por 40 años. No muchos gobiernos en el mundo pueden lucir semejante logro. Esta dinastía, la de “los Piedra”, marcó el pulso de nuestra historia interior. De algún modo nos obró de tábano, como los portugueses. Tábanos no faltaron; pero lo que empezaban a ralear… eran las vacas y los caballos.
4) ''¡Bravo el Sultán!' remix.
Allende los Andes, las tribus trasandinas del Voroa, cuna de Rondeau y de aquellos degollados del Masallé, vendrían por venganza.
Corría el 1837 cuando el cacique Railef procedente de Chile se trajo un malón de 2.000 guerreros para dar cuenta de Calfucurá vengando la sangría de Masallé. Railef alteró un tanto sus planes iniciales rumbeando para una fortaleza criolla de donde se llevó 100.000 cabezas de ganado.
Por entonces, Rosas guerreaba contra los Unitarios por todo el suelo confederado. Estábamos en guerra también contra el Supremo Protector de Bolivia y de los dos Perú, don Andrés Santa Cruz y contra las fuerzas de don Frutos Rivera en la Banda Oriental, todas luchas asociadas con la causa de los Unitarios que pugnaban por volver al poder. La ocasión no podía ser más propicia para aquellos voroganos de Railef. Eran tiempos difíciles de co formación entre todas nuestras repúblicas.
Calfucurá los atajó en la vuelta hacia Chile en el paraje Quintucó —actual provincia de Neuquén, Colorado arriba— y mató a Railef y a unos 500 guerreros. Marcó su territorio, refrendó su alianza de entonces con Rosas, y se quedó con el ganado como paga por el gesto.
Calfucurá mostraba poder sostener lo que había conquistado. No existe documento mayor que éste en la historia de ningún pueblo en ningún tiempo, y me permito agregar que lo propio ocurre en la vida de cualquier persona.
Sólo es nuestro verdaderamente aquello que conquistamos y sostenemos en el tiempo. Hay documentos que dicen otra cosa.
5) ''Don Leopoldo' Tango apache
Las furias del sur, lanzas ranqueles y sables de caballería, lanzas que se hundían en los pechos hasta las plumas de flamenco; filos corvos en siega de carne roja que huele a salvajina de potro. Boleadoras y lazos en las patas y el cogote de baguales en torbellino que pelean su libertad ¿Las furias del Sur? Una pampa geológica y una violencia de guerreros desnudos que se desata como el viento que se apacigua como el viento, que huye y retorna como el viento.
Y uno gana, pierde, y recobra horizontes como anillos. Hay que aquietar el tiempo…y conseguir un horizonte que no avance ni retroceda. Ser un civilizador es saber trasmutar una geografía en una historia. (…)
Los retratos hablan, y nos acusan. ¿Y de qué nos acusan? De haber estrangulado lo posible, de agarrar un desierto, imponerle formas vitales y consignas de futuro. De pronto, un olvido fatal de las consignas, una total flojera. (Marechal y Molina Campos, un gustito que nos damos)
6) ''Silbar del Hornero' Zamba
Es fascinante la figura. A la seducción, a las arremetidas, le faltó constancia y resto. Ver al Desierto con forma de mujer y a nosotros mismos como gavilanes merodeadores permite apreciar mejor de qué hablamos cuando decimos estas cosas.
La obra era impostergable y se hizo. Celebro que no haya quedado todo en el plano de lo imposible o de lo jamás realizado.
Todo aquello terminará derivando en una oligarquía. Sin dudas hubo traición. También frustración. Hubo distracción y hubo deserción. No existe empresa humana que no incluya una o muchas de estas perlas.
La conquista del Desierto terminó en una deserción de lo propio, una parodia de aristocracia al estilo europeo. Quizás esa aristocracia bien pudo haber germinado de algún patriciado criollo, pero no fue así como se dieron las cosas. Todo río va hacia algún mar.
Disco 2 Lado B
1) 'La Profecía' Tango
“…vuestros cuerpos caerán en este desierto, y vuestros hijos andarán pastoreando en este desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto” Números 14:32,33.
2) ''De mi Esperanza' Zamba
Casi cualquier desierto conserva pasajes en donde el agua fluye a metro y medio de profundidad. Esta agua es accesible sólo con la apertura de jagüeles.
3) ''Cuequita del Escocés' Cueca báquica
Si escapamos a la dificultad no es por discernimiento superior sino por la ligereza, distracción, falta de entendimiento. Cesamos de maravillarnos cuando no pensamos. Estamos rodeados de una atmósfera de tradiciones, frases, meras palabras que adquieren consistencia y encierran las nociones que adquirimos. El mundo es milagro para quien lo contemple y mucho más para quien quiera meditar en él.
El primer deber del hombre es vencer el temor; precisa rechazar el temor pues hasta entonces no podrá obrar. Los actos del hombre son serviles, hipócritas y engañosos, sus pensamientos son falsos pensamientos de esclavo y de cobarde hasta que logre ponerlo a raya al temor. El hombre debe y tiene que ser valiente, avanzar siempre, portarse como hombre. Thomas Carlyle.
4) ''Bajo el azote del sol' Zamba
Para el desierto, como para el sol, no hay nombres propios ni tragedia memorable. El hombre es poca cosa y el desierto y el sol infinidades magníficas.
Ya está dicho: un País es un animal magnífico, siempre que lo veamos desde una cierta perspectiva. Hay gentes que no tienen nada pero tienen orgullo de pertenecer a una nación. Ese orgullo puede que nos lleve a una necesidad profunda.
“Hacer un país” es algo inconcebible hoy entre nosotros, mentes simples. Pero hubo presión y esfuerzo, intención y sangre, y ahora no podemos desentendernos de nada de todo esto. Sería un error grave el hacerlo. Debemos sostener lo conquistado a aquellos araucanos, así como aquellos sostuvieron lo conquistado a los voroganos y a tantos otros pueblos.
Pero… ¿cómo hacerlo?
Toqueville dijo algo que puede resultar una pista
“Instruir a la democracia, reanimar si se puede sus creencias, purificar sus costumbres, reglar sus movimientos, sustituir poco a poco con la ciencia de los negocios públicos su inexperiencia y por el conocimiento de sus verdaderos intereses a los ciegos instintos, adaptar sus gobiernos a tiempos y lugares…tal es el deber”
Sin constancia y sin paciencia jamás podremos apreciar el mérito y las posibilidades reales de nuestros afanes y labores, se trate de 'Democracia' o de una simple ambición personal.
5) 'Maestra de vida' Himno
La mujer india escogió trazos sutiles para tejer su sino eternamente ignorado. Ellas son las que siembran, pastorean, tejen, cuidan, reparan, limpian y reciben por toda paga un cuerpo con formas y un espíritu templado.
El desierto y el sol, las nubes de mosquitos y sabandijas y bicherío, eran para ellas lo que para cualquiera. Pero Ellas marcaron el tempo de una antigua música pampeana de la que lamento no poder exhibir sino apenas un pobre eco.
6) 'El fin' Alivio
Quizás no debamos defender a la democracia de enemigos exteriores. Quizás debamos defenderla y sostenerla puertas adentro de nuestro propio ser, mejor dispuesto para la taberna que para el rancho.
Debemos asumir la democracia en nosotros mismos, amigarla a nuestra propia existencia y dignidad. Esto puede corregirse.
Recordemos aquellos zarcillos y adornos que escondían lanzas. Quizás, un espíritu renovado y firme bien pueda moverse con soltura tras una postura abierta y sencilla.